Dentro del marco del Encuentro de Pastoral Castrense de octubre, se realizaron trabajos para la construcción de las Orientaciones Pastorales para la evangelización de las familias en el mundo militar y policial, a la luz de la exhortación «sobre el amor en la familia» (Amoris Laetitia) del Papa Francisco.
Uno de los grupos de trabajo se concentró en el pasaje bíblico de Betania con Marta y María (Lc. 10, 38-42). Allí, una de las hermanas (Marta) se preocupa de los quehaceres de la casa mientras que la otra (María) se sienta a escuchar y contemplar al Señor. La primera reclama a Jesús y le pide que indique a María que la ayuda. Pero la respuesta de Cristo es: “Marta, tú te inquietas y preocupas por muchas cosas. En realidad, una cosa es necesaria. María escogió la mejor parte y no le será quitada”.
Es de destacar que ambas sienten aprecio y amor por Jesús, una lo sirve y la otra escucha. Sin embargo, se producen tensiones dentro de esa familia. Frente al conflicto, recurren a Jesús para que las resuelva.
Hoy en día, al igual que entonces, surgen fricciones al interior de las familias. Los deberes, las inquietudes y preocupaciones de la vida, sumadas a las responsabilidades, pueden provocar situaciones en la que ante la ausencia del padre (enviado a resolver cuestiones militares), la madre cubre más roles, y también está ausente.
Dado este problema, para que la familia pueda crecer necesita comunicarse dentro del amor, purificado por la mediación de Cristo. Jesús ilumina la vida familiar. Acoge al esposo, a la esposa y a los hijos. Betania nos transmite la priorización de las tareas, la posibilidad de hacer y de escuchar. Betania es la pacificación.
Es de destacar la necesidad de ese espacio sagrado en donde poder relajarse y no tener miedo. Poder recuperarse una y otra vez. Es común que en el mundo militar surjan miedos e incertidumbres: carrera, desarrollo personal, etc. Betania cura esos miedos y acoge a la familia.
A su vez, al perder el miedo, al salirse de sí, se pueden anunciar los valores del Reino, se toma una posición de discípulo. Presentamos a Cristo para que sea contemplado. Al tiempo que contemplamos, en el trabajo, cuando Dios ocupa el primer lugar, somos santificados (Familiaris Consortio)
Jesús nos da en Betania la respuesta para las situaciones de conflicto en el seno familiar: el discernimiento. Una cosa es necesaria en el mundo pragmático y otra es el mundo espiritual. El trabajo deberá ocupar su lugar justo y necesario. La satisfacción espiritual se logrará desde la contemplación y la escucha sagrada. Nos recuerda: no solo de pan vive el hombre.
Clave: Poner a Jesús en los conflictos. Tenerlo presente y vivo en nuestros hogares.
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