Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano
El criterio no es la búsqueda de la perfección, de "santos" de altar, sino de hombres en posesión de virtudes humanas y espirituales, en primer lugar la prudencia, que no significa "reticencia o timidez", sino "equilibrio entre acción y reflexión en el ejercicio de una responsabilidad que requiere mucho compromiso y valor". El cardenal Marc Ouellet traza claramente el perfil de un candidato al ministerio de obispo. La Congregación vaticana que dirige desde hace años tiene esta responsabilidad -que ejerce según normas y prácticas bien definidas- cuyo objetivo es el de ayudar al Papa a elegir a los pastores a los que se confiarán las comunidades eclesiales en el mundo. Una tarea, explica, realizada de forma colegiada y "con espíritu de fe y no de cálculo".
Para describir la gran responsabilidad que incumbe al dicasterio llamado a elegir a los sucesores de los apóstoles el Papa Francisco utilizó una expresión contundente: "Esta Congregación existe para asegurarse de que el nombre del elegido haya sido pronunciado en primer lugar por el Señor". ¿Cómo se puede ser fiel a una tarea tan elevada y exigente?
La tarea que la Iglesia confía a este dicasterio es la de ayudar al Santo Padre a decidir. El nuestro es, pues, un discernimiento previo. En cuanto a esta "primera etapa", puedo resumir esta enorme trabajo en tres verbos: orar, consultar, verificar. Orar: la oración como primera y última acción, como acto inicial y final de confiar nuestras intenciones al Padre Celestial; no es casualidad que al centro de las oficinas de la Congregación esté la Capilla con el Santísimo Sacramento. Cada vez que caminamos por los pasillos, nos encontramos ante esta misteriosa Presencia a la que hay que remitir toda acción. Consultar: la fase preparatoria de la que nos ocupamos llega a su punto álgido después de un intenso trabajo con método sinodal: consultas al pueblo de Dios, a los nuncios, a los miembros de la Asamblea Plenaria; es la síntesis de todo ello lo que llega a la mesa del Papa. Verificar: es decir, intentar llegar a la mayor certeza posible de que la persona identificada tenga las características requeridas.
Detrás de cada nombramiento episcopal hay un trabajo de discernimiento por parte de la Congregación, pero también de consulta y participación de las nunciaturas apostólicas y de las Iglesias locales. ¿Cómo se hace esto y qué uso de recursos supone en relación con el presupuesto de su misión?
La identificación y el estudio de un candidato son el fruto de una acción conjunta entre varios sujetos. Cada tres años los obispos metropolitanos elaboran una lista de promovendis, es decir, una lista de presbíteros que podrían ser aptos para el oficio episcopal, según las indicaciones de los obispos de la metrópoli. La Nunciatura examina estas candidaturas a través de un proceso de consulta con el pueblo de Dios, que tiene la característica de la máxima confidencialidad. En el proceso de consulta se pide estricta confidencialidad a las personas consultadas para garantizar la veracidad de la información y, sobre todo, para proteger la reputación de la persona estudiada. Una vez identificados los mejores perfiles para atender las necesidades del momento, los transmite a la Santa Sede. Ella, a través de la Congregación para los Obispos, examina las candidaturas a la luz de los criterios generales y, con la ayuda de una asamblea de miembros designados por el Santo Padre, actualmente 23 cardenales y obispos de todo el mundo, realiza la evaluación final que será ofrecida al Papa para su decisión definitiva.
Avda. Los Leones N° 73 - Providencia - Santiago de Chile
Fonos: 22231 0870 - 22231 0872