La “Carmelita” en la historia y en el corazón de Chile



Lunes 15 de Julio, 2019



“En el mismo sitio donde se dé la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un Santuario a la Virgen del Carmen, Patrona y Generala de los Ejércitos de Chile, y los cimientos serán colocados por los mismos magistrados que formulen este voto, en el mismo lugar de su misericordia, que será el de su gloria”.

Este es el contenido del “Voto O’Higgins”. Se dio la batalla de Maipú, se obtuvo la victoria y el 12 de febrero de 1818 se firmó el Acta de la Independencia de Chile. Las palabras del Director Supremo, Bernardo O’Higgins, tuvieron que llevarse a la práctica. El decreto que ordenó la construcción del templo fue firmado el 7 de mayo de 1818, y ese mismo año se colocó y bendijo la primera piedra. El templo recién vino a estar terminado en 1892, pero cuatro años después un terremoto y posterior temblor obligaron a reconstruir el recinto, que corresponde al actual Santuario Nacional de Maipú, que representa el acompañamiento de la Iglesia Católica en todo el proceso republicano de nuestra nación.

La Iglesia, la Virgen del Carmen y el proceso libertario

Si bien el 18 de septiembre de 1810 la Primera Junta de Gobierno de Chile comenzó a gobernar sin intervención de la corona española, fue recién el 12 de febrero de 1818 que se firmó el acta que documentó en forma definitiva la independencia total del Rey de España. La Iglesia de Santiago estuvo presente desde los comienzos de la colonia hasta hoy. En el tomo II de la Historia de la Iglesia en Chile, de Marcial Sánchez, se relata que ese 18 de septiembre “el provincial agustino Francisco de Figueroa y Córdoba jura solemnemente, a nombre de todos sus co-hermanos, dando respaldo a las nuevas autoridades. En aquella ocasión participaron nueve religiosos y 41 laicos terciarios de la misma orden, entre los que se destacan Manuel Antonio Talavera, Joaquín Tocornal, Diego Larraín y Salas, Manuel Fernández Hortelano”. Sin embargo, también había quienes apoyaban la causa realista. Seis años antes de la Independencia, el 5 de diciembre de 1811, se celebró una misa de acción de gracias solicitada por José Miguel Carrera y Bernardo O’Higgins, pidiendo la intercesión de la Virgen en el proceso que se estaba llevando a cabo. Un año antes de la independencia, el 5 de enero de 1817, José de San Martín la declaró oficialmente “Patrona del Ejército de los Andes”, colocando el bastón de mando en la mano derecha de la imagen religiosa. Finalmente, en las vísperas de la batalla de Chacabuco, O’Higgins la proclamó como “Patrona y Generala de las Armas Chilenas”. En la actualidad la imagen de la Virgen del Carmen es usada como Patrona del Ejército Libertador de Argentina y Chile. La presencia de la Iglesia se mantuvo durante todo este período independentista, y tuvo como hitos la instalación del primer Congreso Nacional, el 4 de julio de 1811, la redacción y aprobación del Acta de la Independencia, el 1 de enero de ese año, en Concepción, y la firma solemne de ese documento, el 12 de febrero de 1818, en Talca. Un aporte clave en el proceso libertario fue la pluma de fray Camilo Henríquez (1769-1825), quien puso su capacidad intelectual al servicio de esos ideales. El sacerdote se entregó a la difusión de la libertad y emancipación de las colonias en América, a través de diversas publicaciones, especialmente La Aurora de Chile, el primer periódico editado en Chile. Con motivo del Bicentenario del Voto O’Higgins, el 14 de marzo del año pasado, el entonces rector del Santuario Nacional de Maipú, padre Carlos Cox, indicó que el proyecto libertador de América no era sólo político, y que tenía un fuerte componente cristiano: “San Martín ya traía una raíz carmelitana y Mendoza encomendó la expedición libertadora a la Virgen del Carmen e hizo el signo de regalarle su bastón de mando. Bernardo O’Higgins, por su parte, había participado en las novenas de san Agustín, y discierne que su tarea libertadora no es solo un proyecto político, que también es hacer presente un proyecto de Dios con nuestro pueblo”. También la pintura da cuenta de la fe y la devoción mariana de los padres de la patria. Fray Pedro Subercaseaux pintó “La Batalla de Maipú”, que recrea los hechos del 5 de abril de 1818. En el mural se aprecian los momentos finales de la batalla que consolidó la independencia de Chile. La obra muestra el encuentro de O’Higgins y San Martín bajo la advocación de la Virgen del Carmen.

El testimonio de una camarera: “Yo estoy para servirla en lo que necesite”

“La Virgen me buscó para ser camarera”. Así Isabel Pérez describe la devoción a la Virgen María y en especial bajo el nombre de Virgen del Carmen. Esta profesora, casada y con tres hijos, explica que para ella la Virgen es una puerta al encuentro con Cristo y la sociedad: “María nos deja un tremendo ejemplo de mujer. En su libertad, eligió hacer la voluntad de Dios y siendo muy joven, asumió a toda la humanidad. Por ella, llega la salvación”. Decenas de mujeres año tras año se preparan para celebrar a la Patrona y Madre de Chile. Hay jóvenes y adultas. No hay distinción. Solo las ganas y la fe: “Hoy en el mundo entero se la reconoce como Reina, Madre y Abogada nuestra. Qué más necesitamos para ver el tremendo rol de la mujer en nuestra Iglesia. Un rol que brilla por la grandeza en la humildad de hija y madre de Dios”, manifiesta Isabel. Pero, ¿qué representa para estas mujeres portar un escapulario café en su pecho con la imagen de María? Formar parte de la Cofradía de la Virgen del Carmen es, sin duda, ser custodias de la “Carmelita” y una fiel promesa de servicio: “Soy una camarera enamorada de Dios, que quiere estar pegadita a la Virgen, porque sabe que a través de ella hay una puerta segura de encuentro con Él, y que en Chile es reconocida y coronada como Reina y Madre. Yo estoy para servirla en lo que necesite”, describe Isabel. Las camareras y cuidadoras de la imagen de la Virgen del Carmen se preocupan de conservar y vestir la imagen de la Virgen y el Niño, además de cumplir con su principal misión, que es difundir la devoción a la Carmelita y el amor por todo Chile.

Historia de una imagen

La imagen de la Virgen del Carmen venerada en Maipú se remonta a 1785. Ese año fue encargada a Quito por el español Don Martín de Lecuna, quien la llevó a la capilla de la chacra San Martín, en Nuñoa, donde se conservó por un tiempo. Desde ahí era llevada periódicamente hasta la Iglesia de San Agustín, donde se rezaba la novena hasta que culminaba la Solemnidad el 16 de julio. En la celebración participaban importantes personajes como José Miguel Carrera y sus hermanos; Bernardo O’Higgins y Manuel Rodríguez, entre otros. La imagen pasó después, por herencia de sus antepasados, a manos de Rosalía Mújica de Gutiérrez, descendiente de Martín de Lecuna. Fue ella quien la donó, en agosto de 1945, al cardenal José María Caro, para que fuera venerada en el grandioso Templo Votivo que se empezaba a construir en Maipú. Luego, fue llevada a la Catedral de Santiago mientras se concluía la obra gruesa del nuevo Templo. El 1 de diciembre de 1948, inició desde la parroquia San Lázaro de Santiago un recorrido por gran parte del país, que termino con su regreso en 1956. En cada peregrinación, se recolectaba dinero para la construcción del que es hoy el Santuario Nacional.

Lugares y horarios donde se celebrará a la “Carmelita”

El martes 16 de julio, en la Solemnidad de la Virgen del Carmen, se celebrará la Santa Misa en los siguientes horarios y santuarios:

Parroquia El Sagrario

Santuario de la Virgen del Carmen a un costado de la Catedral de Santiago, habrá misa a las 09:00, 11:00, 13:00, 16:00 y 19:00 horas. Al finalizar cada celebración se realizará la imposición del Escapulario.

Santuario Nacional de Maipú

 

Fuente:  iglesiadesantiago



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