ORDENACION SACERDOTAL EN EL OBISPADO CASTRENSE
Sábado 01 de Junio, 2019
Este sábado 01 de junio se realizó la Ordenación Sacerdotal del Diácono en tránsito Jaime Andrés Muñoz Sepúlveda. La ceremonia que fue presidida por el Obispo Castrense de Chile, Monseñor Santiago Silva Retamales, mas dos obispos Gonzalo Duarte y Javier Prado, en la Iglesia Naval Nuestra Señora del Carmen de Las Salinas en Viña del Mar siendo acompañado por los capellanes Jefes de los servicios del Ejército, Armada Fuerza Aérea y Carabineros de chile, junto a un gran número de capellanes venidos de diferentes puntos del país.
De igual manera fue acompañado por el Comandante en Jefe de la Arnada, Almirante Julio Leiva, ademas de una numerosa delegacion de miembros de la Armada de Chile, lugar donde prestara su servicio pastoral el nuevo sacerdote, de sus familiares y amigos.
Las Primeras Misas del nuevo sacerdote serán:
Sábado 01 de junio a las 18:00 horas en la Parroquia Asunción de María de Achupallas, Viña del Mar.
Domingo 02 de junio a las 12:00 horas en la Iglesia Naval Las Salinas.
Sábado 8 de junio a las 11:00 horas en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Pichidegua.
El Orden Sacerdotal es un sacramento que, por la imposición de las manos del Obispo, y sus palabras, hace sacerdotes a los hombres bautizados, y les da poder para perdonar los pecados y convertir el pan y el vino en el Cuerpo y en la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
El sacramento del orden lo reciben aquellos que se sienten llamados por Dios a ser sacerdotes para dedicarse a la salvación eterna de sus hermanos los hombres. Esta ocupación es la más grande de la Tierra, pues los frutos de sus trabajos no acaban en este mundo, sino que son eternos.
La vocación al sacerdocio lleva consigo el celibato, recomendado por el Señor. La obligación del celibato no es por exigencia de la naturaleza del sacerdocio, sino por ley eclesiástica. La Iglesia quiere que los candidatos al sacerdocio abracen libremente el celibato por amor de Dios y servicio de los hombres, así puedan dedicarse completamente al bien de las almas, sin las limitaciones, en tiempo y preocupaciones.
