Obispo de Venezuela Agradece por Curso de Cpellanes de Escuelas

MENSAJE DEL OBISPO CASTRENSE DE VENEZUELA

“Ante todo doy gracias a mi Dios, por medio de Cristo Jesús, por todos ustedes, pues su fe es alabada en el mundo entero” (Rom 1,8)

Con la alegría de la fraternidad y compartir sacerdotal que nos permiten estos encuentros, tanto presenciales como virtuales, que tienen su posibilidad, igualmente, por la gracia de Dios primeramente, así como por la benevolencia y venia de parte de ustedes, como responsables en su triple misión eclesial de enseñar, santificar y regir en sus correspondientes jurisdicciones, que han promovido y dado las facilidades para la asistencia de sus Capellanes de Escuelas de las Fuerzas Armadas y de Policía, envío un saludo de profundo agradecimiento.

Además de los procesos de actualización que exigen los cambios en la sociedad por las nuevas perspectivas y sentir de las personas, es de capital importancia inmiscuirse de manera profunda en el estudio de tópicos vinculados con nuestra realidad particular, -que atañe al medio militar y policial-, quienes tienen bajo su responsabilidad la defensa y seguridad de sus respectivos suelos patrios, desde diferentes configuraciones, pero todas ellas a la luz del servicio, tal como Jesús lo fue y nos lo encomendó a nosotros (cf. Jn 13,15). Aunado a ello, estamos dando cumplimiento a lo establecido en el Concilio Vaticano II: “Para que los presbíteros se entreguen más fácilmente a los estudios y capten con más eficacia los métodos de la evangelización y del apostolado, prepárenseles cuidadosamente los medios necesarios, como son la organización de cursos y de congresos, según las condiciones de cada país, la erección de centros destinados a los estudios pastorales” (PO, 19). La experiencia será aún más enriquecedora, a la luz de la Sinodalidad, dada la variedad de matices por las distintas proveniencias y experiencias de cada uno de los participantes; que los frutos y dones del Espíritu Santo se derramen en abundancia para que sea totalmente provechosa esta obra.

Que María Santísima, Reina de la paz y de la Iglesia nos siga manteniendo unidos y protegidos en esta bella hermandad misionera y sinodal, así como a las ovejas a las que nos debemos.
Con mi bendición Episcopal y recuerdo constante en la oración,

Caracas, 26 de noviembre de 2024.