El Obispo CastrenseMons. Pedro Ossandón Buljevic saluda al Almirante Óscar Manzano, Comandante en Jefe de la II Zona Naval en el día de la instalación del nuevo Arzobispo de Concepción.
Pasadas las 09:30 horas, monseñor Pérez de Arce realizó la profesión de fe y el juramento de fidelidad en la Parroquia Del Sagrario de Concepción y luego salió en procesión, junto a los obispos, hacia el templo Catedral, en cuya puerta fue presentado por el secretario de la Nunciatura Apostólica, Giuseppe Silvestrini, y recibido por el déan, Pbro. Francisco Osorio, junto al Cabildo y representantes de la arquidiócesis.
Tras besar el Cristo y persignarse con agua bendita, como signo de su primera vocación: la de cristiano, recorrió el pasillo central de la Catedral rociando con el agua bendita a la asamblea, congregada como pueblo de Dios. Después se dirigió a la capilla del Santísimo Sacramento, donde hizo un momento de adoración.
Toma de Posesión Canónica
Luego de los ritos iniciales de la Santa Misa, el vicario judicial de la arquidiócesis, Pbro. Claudio Soto, mostró y proclamó la bula papal con la que se nombró a monseñor Sergio Pérez de Arce SS.CC como arzobispo de la Santísima Concepción a los obispos concelebrantes, al colegio de consultores, presbíteros, diáconos y a la asamblea.
Posteriormente, el arzobispo de Santiago, monseñor Fernando Chomali, por delegación del Papa Francisco, impuso el Palio arzobispal a monseñor Pérez de Arce. Tras lo cual el administrador diocesano, monseñor Bernardo Álvarez, le entregó el báculo, símbolo del pastor, y el nuevo arzobispo se sentó por primera vez en la sede.
Uno a uno, los sacerdotes de la arquidiócesis se acercaron a saludarlo, como signo de obediencia y respeto, y también fue saludado por algunas religiosas, entre las que se encontraban las prioras de las Carmelitas y Trinitarias, y fieles laicos en representación del pueblo de Dios.
“Caminar juntos: no hay otra forma de vivir la fe y la misión”
En su homilía, monseñor Sergio Pérez de Arce SS.CC. llamó a valorar nuestra vocación cristiana y nuestro camino común en la comunidad de la Iglesia: “Quiero invitarlos a caminar juntos, no hay otra forma de vivir la fe y la misión. Me gusta insistir siempre que lo más importante de la Iglesia sucede en la vida local: en cada comunidad, en cada parroquia, colegio, movimiento. Allí conocemos el Evangelio, allí oramos, nos ayudamos como hermanos, celebramos la fe, salimos al encuentro de los que sufren. Pero esa vida local debe estar entrelazada con las demás comunidades, con una vida de Iglesia más amplia, desde la que buscamos caminos compartidos”.
En ese contexto, afirmó que la comunión “no puede ser meramente formal, tiene que vivirse en el espíritu y el afecto. Vivir la misión, realizar una acción pastoral, no es una cuestión meramente humana, un asunto organizativo, sino que nace de nuestra condición de hijos de Dios y hermanos en Cristo, y tiene que traducirse en el amor de unos por otros. Esto tiene que darle a nuestras relaciones y al modo en que llevamos adelante la misión, un tono de cordialidad, de cercanía. Este es un grito que ha surgido en los últimos años desde dentro de la misma Iglesia, desde la experiencia de las comunidades: acogida, cercanía, respeto. Es una demanda, un anhelo, pero además debiera ser siempre parte de nuestra identidad”.
Además, el arzobispo de Concepción se refirió al tema de los abusos de poder, de conciencia y sexuales, señalando que no son un tema ya pasado y que “el camino recorrido, lo que hemos aprendido en estos años, debe transformarse en una pastoral permanente, que nos permita cuidarnos unos a otros y cuidar especialmente a los más pequeños y vulnerables, en una Iglesia donde exista una cultura del cuidado y del buen trato”.
También se refirió al desafío de la comunión con la sociedad, con los desafíos y tareas de nuestra patria y de nuestro mundo, y enfatizó que “olvidaríamos algo esencial de nuestra vocación si no buscamos discernir la voz de Dios en los signos de los tiempos y no acogemos en nuestra vida su llamado a ser fermento en la masa. “No se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón”, nos dice Jesús, y Dios ha hecho brillar una luz en nuestros corazones”.
“El aporte fundamental que podemos hacer como Iglesia en el mundo de hoy es poner en el centro de las discusiones la centralidad de la persona humana. En este mundo en estado permanente de cuestionamiento y confrontación, donde se exaspera el conflicto y se radicalizan los extremos, hemos de alentar la preocupación de todos especialmente por el más débil. En esta sociedad donde impera tantas veces una indiferencia cómoda y fría, que nos hace encerrarnos en nuestros propios intereses, no debemos dejar de tener el sueño de construir juntos la justicia y la paz”, agregó.
Tras reflexionar en torno a la Inmaculada Concepción, patrona de nuestra arquidiócesis -destacando que “María es inmaculada desde su concepción, pero también se hace inmaculada dialogando con el Creador. No se cierra a Dios, no se esconde, no se encierra en sí misma. No se enemista con los demás, se pone al servicio de la humanidad al hacerse servidora de los designios salvadores de Dios. Ella rompe la cadena del egoísmo, mentiras y enemistad que vemos en los orígenes. Por eso ella es “nuestra joyita”, la mejor de todos nosotros, y por eso compartiendo la gloria de su Hijo nos acompaña como Madre de la Iglesia, llena de ternura y misericordia”- reconoció que se siente pequeño ante la nueva misión que inicia, pero sostuvo que “vamos juntos adelante”.
“No a la desilusión, al desencanto, a la comodidad y al aislamiento. Sí a la comunión, al servicio, la fraternidad y la entrega generosa a la misión que Jesús nos ha confiado. Él nos ha llamado y Él es fiel”, puntualizó.
Fe y esperanza
Al término de la Santa Misa, el obispo auxiliar y vicario general de la Arquidiócesis de la Santísima Concepción, monseñor Bernardo Álvarez agradeció a Dios por su fidelidad y afirmó que “acogemos con fe el ministerio pastoral de don Sergio para nuestra Iglesia de Concepción, agradecemos su sí generoso y disponible a la voluntad de Dios. Reconocemos en este acto eclesial el don de la llamada del Señor, porque es Él quien llama para consagrar la vida al servicio de la misión, a través de las distintas vocaciones y ministerios”.
Además, agradeció el don de la Iglesia de la Santísima Concepción, conducida por el Espíritu Santo y amparada por la protección de la Virgen María, también por la historia de fe que se despliega en cada una de sus comunidades y enfatizó que “hoy, junto a usted, nuestro arzobispo Sergio, renovamos nuestra fe”.
Luego, en representación del clero, el Pbro. Edgardo Ojeda agradeció la administración diocesana de monseñor Álvarez y dio la bienvenida a monseñor Sergio Pérez de Arce SS.CC.: “Con su llegada, renovamos nuestras esperanzas y expectativas, confiando en que su liderazgo nos ayudará a enfrentar los desafíos presentes y futuros. Su experiencia y dedicación serán fundamentales para seguir construyendo una comunidad más fuerte, unida y comprometida con los valores del Evangelio”.
“El presbiterio de Concepción le da la bienvenida a esta Iglesia, su Iglesia, que el Señor ha querido que usted pastoree. Queremos que sea un pastor que nos conduzca y nos guíe, un padre que nos enseñe y consuele, un amigo en quien confiar, y juntos, como una gran familia, caminar en la construcción del Reino de Dios”, enfatizó.
“Que el Señor lo fortalezca”
Entre los fieles que asistieron a la Toma de Posesión Canónica se encontraba Paola Alarcón, quien expresó su bienvenida a monseñor Pérez de Arce, y señaló que espera “que nos ayude en estos momentos tan difíciles que está pasando la Iglesia y que el Señor lo fortalezca siempre en su vocación de servicio”. Asimismo, Jonathan González comentó que la llegada de un nuevo arzobispo “significa un gran paso para nosotros como católicos, ya que tendremos formalmente a nuestro pastor dentro de nuestras comunidades, para poder guiar al pueblo de Dios. Así que estoy muy contento con su llegada”.
Por su parte, Rodrigo Díaz, gobernador regional del Biobío, afirmó que lo alegró escuchar “a un pastor que habla de la unidad de la Iglesia, de que cada uno de los componentes de la Iglesia (…) cumple un rol en la construcción del bien común (…) La Iglesia tiene que hacer mucho internamente y el país necesita mucho que este espíritu de concordia y colaboración, del cual ha hablado el arzobispo de la Santísima Concepción, también pueda estar presente. Le deseo éxito en su cometido”.
También estuvieron presentes fieles de la Diócesis San Bartolomé de Chillán, quienes acompañaron a monseñor Pérez de Arce. Entre ellos estaba su hermana Myriam Pérez de Arce, quien expresó su alegría y sostuvo que “es una bendición, un regalo de Dios, que nos dio con mi hermano. Y lo único que me entristece es que se vino más lejos, pero el Señor sabe por qué lo mandó acá. Sé que va a ser un buen pastor, un buen arzobispo, porque es una persona muy especial, es bueno de corazón, muy humilde, tranquilo y trabajador. Así que creo que va a hacer una linda tarea en Concepción. Espero que toda la Arquidiócesis de Concepción lo acoja, lo reciba y lo apoye”.
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