Con profunda devoción se celebró la Santa Misa en la Solemnidad de la Virgen del Carmen, Reina y Madre de Chile, la mañana de este domingo 16 de julio en la Parroquia San Agustín de Concepción.
La Eucaristía fue presidida por el Arzobispo de Concepción, Monseñor Fernando Chomali, junto al Párroco de la comunidad, Padre Sixtus Uwague, O.S.A.; y el Capellán de Carabineros y del Ejército, Padre Lorenzo Torres. Además, estuvieron presentes los miembros de la Cofradía de la Virgen del Carmen y representantes de las Fuerzas Armadas y de Orden de la zona.
En su homilía, Monseñor Chomali afirmó que “una de las cosas que me fascina de la fe que profesamos es su realismo, en el sentido de que es una fe que nos ayuda a vivir mejor, no es una fe que queda fuera de nosotros mismos, sino que entra en nuestro corazón y da respuestas a nuestra vida”.
“Todos los que estamos aquí, sobre todo los adultos y también los niños, tenemos muchos sufrimientos. Yo no conozco a nadie que no haya sufrido en la vida, y tal vez uno de los sufrimientos más grandes que tenemos es que tenemos contradicciones vitales. San Pablo lo dice de una manera excelente y en la cual todos nos vamos a sentir muy representados: No hago el bien que quiero hacer y hago el mal que no quiero hacer”, señaló.
En ese contexto, el Arzobispo de Concepción se refirió a las buenas intenciones que tenemos y que no logramos concretar, y también a aquellas ocasiones en qué no sabemos qué hacer ni cómo actuar: “Esa es nuestra herida, que nos duele y que se convierte en dramas que vivimos en la sociedad, en el mundo (…) en nuestra propia familia y en nuestra propia vida”.
Por este motivo, aseguró que la Santísima Virgen es tan importante, pues siendo creatura “no tiene esa contradicción, Dios la concibe sin el pecado original, de tal manera que ella siempre actúa según el bien, ella siempre hace lo correcto, ella tiene claridad de cómo actuar, ella es una persona absolutamente libre. Y la Virgen María manifiesta su libertad entregándose absolutamente a Dios: He aquí la Sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Mientras que nosotros “siempre entregamos pero hasta ahí no más, siempre nos guardamos algo porque tenemos miedo. Ella no, ella se entrega absolutamente a Dios”, enfatizó.
Monseñor Chomali dijo que, por lo tanto, “nosotros vemos en ella un modelo ejemplar de cómo vivir una vida auténticamente humana, y tal vez en estos tiempos de tanta deshumanización ella aparece como un modelo extraordinario para seguir. Primero, una gran disponibilidad a Dios, donde no se guarda nada. En segundo lugar, esta disponibilidad a Dios la llena de Dios, ella está embarazada y va a servir a su prima Isabel. La Virgen María sirve. El servicio es el test más claro de nuestro vínculo con Dios (…) Y la Virgen María lo hace de una manera excelente, va a servir a su prima Isabel, es fruto de alegría (…) y manifiesta que todo eso lo hace gracias a Dios. Y en tercer lugar, la Virgen María llena de Dios está atenta a lo que pasa en el mundo”.
Además, el Arzobispo de Concepción destacó que la Santísima Virgen “nos entrega lo mejor que tiene, que es a su Hijo Jesucristo, porque solamente en Él encontramos el Camino, la Verdad y la Vida. Solamente en Él encontramos la luz que nos ilumina, y mirando a la Virgen María, que es nuestra Madre, nuestra Reina, la Generala de las Fuerzas Armadas, vamos a poder hacer lo que Él nos diga y construiremos un mundo mejor”.
Finalmente, sostuvo que “nosotros los católicos, el mejor servicio que le podemos hacer a la humanidad es hablar de Jesucristo y llegar a Jesucristo a través de María, porque ella representa todo nuestro anhelo, el anhelo profundo que tenemos de pureza, el anhelo profundo que tenemos de servicio. Por eso que este día es tan importante, porque realza la figura de la Virgen María como alguien que nos puede ayudar mejor, porque no basta con admirarla, no basta con rendirle honores, no basta. Tenemos que imitarla e imitar a María es estar siempre disponible a Dios, servir siempre y estar atento a lo que pasa en la humanidad para convertir el agua en vino”.
En el momento de la presentación de las ofrendas, miembros de la comunidad llevaron hasta el Altar la Biblia, una imagen de la Virgen María, escapularios de la Virgen del Carmen y la bandera de Chile.
Al término de la Santa Misa, las Camareras de la Virgen del Carmen se acercaron al Altar para recibir la bendición y luego entregaron los escapularios a los presentes.
Virgen del Carmen
La devoción a la Virgen del Carmen llegó a Chile gracias a los Padres Agustinos y fue en Penco donde se fundó la primera Cofradía del Carmen, en 1643, tras lo cual comenzaron a efectuarse las primeras procesiones dedicadas a esta advocación mariana, que luego se extendieron al resto del país.
Fue tal la confianza y el amor de los chilenos por la Virgen del Carmen, que comenzaron a acudir a ella en los momentos más importantes de nuestra historia, llegando a ser reconocida como Reina y Madre de Chile, y Patrona y Generala Jurada de las Fuerzas Armadas y de Orden.
El origen de esta devoción se remonta a fines del siglo XII y principios del siglo XIII, cuando un grupo de ermitaños se instalaron en el Monte Carmelo en Tierra Santa y escogieron como su patrona a la Virgen María, construyendo la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. Tiempo más tarde surgió de ellos la Orden de los Carmelitas, cuya devoción a María permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.
Fue el 16 de julio de 1251 que la Santísima Virgen se le apareció a San Simón Stock, General de los Carmelitas, y le entregó el escapulario, con la promesa de que quienes murieran con él, no padecerían el fuego eterno.
Si quieres conocer más acerca de la Virgen del Carmen, te invitamos a leer el texto escrito por el Padre Yuliano Viveros O.S.A.: "100 años de la proclamación canónica de la Virgen del Carmen como Patrona principal de la República de Chile", en este enlace.
Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 16-07-2023
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