Para que nuestra Patrona y protectora esté en las mejores condiciones para esta fiesta de la Inmaculada Concepción, el capellán auxiliar, diácono permanente, Demetrio Maurelia, junto a las camareras del Carmen de la Unidad han realizado trabajos de mantención de la gruta de la Unidad, lo que incluye el aseo del entorno, pintura de la gruta y retoques a la imagen de la Virgen, y adorno de flores naturales.
Cabe destacar que este grupo de camareras esta liderada por la viuda de un SOM de la unidad, y damas voluntarias, señoras del personal de planta de Regimiento.
LA GRUTA:
Del napolitano ant. o siciliano grutta, este del lat. vulg. crupta, este del lat. crypta, y este del gr. κρυπτή kryptḗ 'cripta', der. de κρύπτειν krýptein 'ocultar'.
1. f. Caverna natural o artificial.
2. f. Estancia subterránea artificial que imita más o menos los peñasco naturales.
La tradición cuenta que el profeta Elías, quien vivía en una pequeña gruta del referido monte, le prometió a Dios que el pueblo dejaría de adorar al dios pagano Baal si ponía fin al fenómeno.
Historia
Desde los antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
En las palabras de Benedicto XVI, 15-VII-06:
"El Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas. El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero. Inspirándose en la figura de Elías, surgió al Orden contemplativa de los «Carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo, Edith Stein). Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios. María, en efecto, antes y de modo insuperable, creyó y experimentó que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente la Palabra, «llegó felizmente a la santa montaña» (Oración de la colecta de la Memoria), y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo deseo hoy confiar todas las comunidades de vida contemplativa esparcidas por el mundo, de manera especial las de la Orden Carmelitana, entre las que recuerdo el monasterio de Quart, no muy lejano de aquí [Valle de Aosta]. Que María ayude a cada cristiano a encontrar a Dios en el silencio de la oración.
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